Resolución de conflictos en el aula

¡Hola de nuevo a todos!
En esta nueva entrada del blog, vamos a abordar el tema de como resolver conflictos en el aula.
A modo de introducción, sabemos que los conflictos en el aula surgen por el mero hecho de convivir. Pero tales conflictos pueden ser de mayor o menor importancia, en función de la gravedad que conlleve su desarrollo. Una pequeña discusión sobre un tema, a modo de debate, con opiniones diferentes, se entiende también como conflicto. Esto no supone un tema de gravedad. Sin embargo, si deben preocuparnos aquellos conflictos donde las consecuencias son indeseables, y es ahí donde vamos a centrarnos en esta entrada. 
Un centro educativo no es sólo un espacio de aprendizaje, sino que también es un lugar de convivencia. Es muy importante concienciar y enseñar a nuestros alumnos valores de respeto, solidaridad y tolerancia, para ser capaces de convivir en armonía, y evitando siempre, recurrir a la violencia.
 

En este aspecto, nos centraríamos en la prevención, en el hecho de evitar que los conflictos siquiera aparezcan. Pero, ¿cómo abordamos el tema cuando el conflicto ya se ha producido?
Normalmente los conflictos en la escuela son resueltos por los adultos. Es el profesor el que toma las riendas, y resuelve el conflicto según sus criterios de actuación. A menudo, envía al alumno que ha adoptado una actitud más agresiva a la dirección del centro, o habla con los padres del sujeto en cuestión.
Desde mi punto de vista esta manera de actuar será necesaria en última estancia, cuando el resto de vías hayan resultado un fracaso. Pero sería recomendable que los conflictos los afrontáramos mediante el diálogo, actuando profesores y demás alumnos como mediadores.
  • Al alumno que ha sido agredido, no hay que invitarle a seguir con la agresión. En ocasiones, los ámbitos familiares aconsejan con la particular premisa: “defiéndete”, “si te dan, devuélvesela”. Pero, esta no es la opción correcta para ayudar a resolver el enfrentamiento. Hay que darle pautas para que pueda comunicar con firmeza sus decisiones, sería un “defiéndete” mediante el diálogo, y si su compañero hace caso omiso a ello, debe ser capaz de pedir ayuda.
  • En el caso del alumno que realice la agresión, suele ser atacado, castigado, o culpabilizado, afianzando en su ser, esa idea de “agresivo”, y contribuyendo con ello a perpetuar ese comportamiento. Esto debería ser evitado, y intentar abordar el caso haciéndole aprender a desarrollar su autocontrol o a hablar para expresar su postura en lugar de agredir.  

Estas dos cuestiones supondrían una manera ideal de resolver los conflictos, sin embargo, en ocasiones estos problemas son de mayor gravedad, donde el diálogo y la comunicación hacia ambas partes ya no es garantía de llegar a una solución. En estos casos, las medidas que hay que tomar deben ser más estrictas. Se ha de mantener un diálogo con los padres, para que cooperando escuela y familia, se intenten corregir las malas conductas.
Como conclusión a todo lo expuesto, mi opinión fija como la mejor de las soluciones, la prevención de todos estos conflictos, que no lleguen a producirse enfrentamientos de estas envergaduras. La manera más idónea de evitar estas situaciones, es realizar dinámicas de convivencia en el aula, donde los alumnos puedan desarrollar buenas habilidades sociales, aprendan a convivir y ponerse en el lugar del otro. Y si la prevención y el diálogo no consiguen frenan los problemas, acudir a la familia, dirección del centro o demás autoridades.


Para finalizar, y tras dar mi opinión personal y mostrar mi propia reflexión,
 voy a plasmar las ideas que hemos tratado en clase acerca de este tema de manera común. 

Tras la puesta en común, se han expuesto algunas situaciones que pueden desencadenar en conflictos, como por ejemplo una actitud negativa y desafiante, intimidaciones a compañeros o profesores, y discriminación, del tipo que sea. 
Consideramos que el perfil del alumno conflictivo suele responder a una persona incapaz de gestionar la frustración, que suele estar desmotivado, inadaptado en el círculo social, que posee baja autoestima, y que en ocasiones, puede proceder de familias desestructuradas.
Hablando de las soluciones que podríamos tomar, se han dado algunas ideas como la realización de trabajos en grupo, jornadas de convivencia, tutorías que se centren en resolver los problemas o prevenirlos, y sumado a todo esto, seguir las normas.








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