“Retos para el profesorado ante la escuela del futuro”

De nuevo me encuentro por aquí, esta vez para hablar acerca de mis visiones y predicciones de cómo será la escuela del futuro.


En primer lugar, tras la lectura del artículo de “El Semanal”, titulado “La Educación en 2030”, puedo decir que mi visión de la educación no es tan progresista como se plasma en dicho documento, sin embargo, si confío en una evolución desmesurada en cuanto a la integración de las TICs en la enseñanza. Es innegable que la tecnología ha avanzado estrepitosamente en los últimos años, y que el uso de todas las herramientas que ofrece está comenzando a desarrollarse ahora.

Según el artículo: 
las experiencias educativas que se llegarán a dar a finales de la próxima década, nada tendrán que ver con las que se aparecen hoy en día. Los jóvenes de la actualidad son “conejillos de indias”, con los que se empieza a experimentar qué consecuencias tiene el uso de estas tecnologías de la información y de la comunicación. La pedagogía en sí está cambiando, del libro en papel pasamos a las pantallas, a la comunicación interactiva, y poco a poco, la enseñanza como hoy la conocemos será inexistente.

La formación dejará de ser presencial, se acudirá a los centros educativos en contadas ocasiones. Habrá un horario flexible, adaptado al alumno en particular, y no existirán divisiones por edades, si no que se compondrán grupos colaborativos, con distintas edades y cualidades. Al colegio acudirán padres y alumnos, no porque los primeros asistan a sus citas con los tutores, esta vez será porque van a acompañar a su hijo en el aprendizaje y desarrollo de su conocimiento. Desaparecerán las calificaciones, no existirán exámenes, porque no habrá asignaturas estipuladas. Habrá aparatos insertos en la vestimenta de los alumnos, como pulseras o diademas cerebrales, que detecten problemas de lectura, de concentración, etc.  Con dichos elementos se favorecerá la prevención de déficit de atención o aprendizaje, y se podrá afrontar el problema de manera rápida y concreta. Se tendrán en cuenta por tanto, no sólo las capacidades del alumno, si no también todos los parámetros físicos y emocionales que determinan su aprendizaje. No habrá tiempo para el aburrimiento, ya que en cualquier instante podrás trasladarte a cualquier punto del mundo, a cualquier tiempo de la historia, adentrarte en otros mundos, gracias a la realidad virtual.

Todas estas suposiciones a mi parecer son exageradas. No creo que la evolución sea tan significativa en apenas 30 años. Pero si he de admitir, que mantengo un convencimiento de que la educación cambiará, que las Nuevas Tecnologías nos llevarán a un mundo nuevo, que el docente deberá tener altos conocimientos en el manejo y funcionamiento de estas herramientas, y que a su vez, deberá transmitir a sus alumnos, eso sí, siempre enseñándoles el buen uso y la buena práctica de los mismos.



El vertiginoso desarrollo de la tecnología, la aparición de una nueva sociedad, “Sociedad de la Información”, da un poco de vértigo. Desde mi humilde opinión, esta evolución trae consigo innumerables avances y ventajas, pero también muchos inconvenientes que no podemos olvidar. Yo destaco uno ante todos los demás, y es disminución de la comunicación personal, de la comunicación que se da en calles, parques, tiendas, centros médicos, ESCUELAS… Estamos dando paso a un mundo donde las interacciones humanas se llevan a cabo a través de pantallas, y no olvidemos que esas pantallas no son capaces de transmitir el calor humano, las emociones, los sentimientos… Somos seres inteligentes y sociales, eso es lo que nos diferencia del resto de especies, y como sociedad, es necesario para nuestra permanencia en la tierra mantener relaciones humanas, interactuar de manera física y cercana con las demás personas que habitan en el mundo.



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